martes, 3 de octubre de 2023

03/10 Nurse

- Aquí pasa algo raro.-  Pensó Daniel mientras se encontraba en un poco iluminado cuarto de hospital. Se había lastimado después de un choque y lo habían dejado internado un par de días para revisar que nada malo le estuviese ocurriendo. Tenía enyesado una pierna y el brazo opuesto, unas vendas en los muslos y en la cabeza y unos cuántos parches en zonas dónde el impacto lo había maltratado. 

La verdad es que fuera de los dolores, se sentía bastante bien y lleno de energía, pero por recomendación de enfermería tendría que esperar dos días más para darse de alta. El estar en el hospital no era lo raro sin embargo pero lo que ocurría aproximadamente a esta hora....

-Buena noche señor Álvarez - Entró un joven sonriente de piel apiñonada, cabello corto y brazos tan grandes que apenas entraban en su uniforme de enfermero. 

-Buenas noches Joseph, puedes decirme Daniel si gustas... - El enfermero se acercó a la cama y comenzó a tomar la presión y tocar la frente del paciente. 

- Quizás una vez que esté de alta. En este momento... no sería profesional - Daniel se ruborizó un poco... porque sabía qué seguía. El de piel apiñonada retiró las sábanas de la cama y lo tomó por los muslos para cambiar la gaza. -Hoy parece tener un poco de temperatura, pero nada alarmante... - La vista del paciente se enfocó en su cuidador que ocasionalmente y despistadamente rozaba sus muslos al cambiarle las vendas. Podría jurar que incluso una vez lo vio relamiéndose pero quizás sólo su mente le jugaba bromas... Joseph era muy sonriente pero siempre era serio en todo momento... aunque más de una vez se había acercado demasiado a su entrepier...-¿Le duele?- 

-Ah.... no... todo bien... me siento muy bien de hecho - 

- Bien. Significa que estará pronto cómo nuevo. Cambiaré las vendas para que se mantengan limpias y frescas- 

-Muchas gracias- La revisión continuaba Joseph era bastante eficiente. Revisaba, limpiaba y cambiaba cómo si fuese una máquina aunque curiosamente tomaba un poco más tiempo en ciertas zonas cómo los muslos, la espalda, ponía sobre todo mucho cuidado en uno de los pezones de Daniel. Siempre retiraba con suma lentitud el parche que le había puesto ahí desde el primer día. El parche tenía un cierto medicamento para el dolor y mantenía la zona protegida de infecciones, decía el enfermero pero la sensación del pegamento jalando su piel tan sensible lo ponía loco y le costaba trabajo ocultar uno que otro suspiro de placer. 

-Se ve que está mejorando - Dijo Joseph acariciando el endurecido pezón de su paciente - Para cuándo salga de aquí, ya no necesitará el parche. - Daniel se preguntaba si de hecho lo necesitaba ahora... pero no le molestaba en absoluto llevarlo y que se lo cambiaran. Lo vergonzosos y molesto seguiría después... 

-Ya casi acabamos - El enfermero con facilidad cargó a su paciente y lo puso de espaldas. Comenzó a golpear suavemente y masajear varias partes de la espalda. De repente, sujetó la ropa interior de Daniel, que fuera de la bata de paciente, era lo único que lo cubría. 

-¿En serio es necesario?- Preguntó el paciente mientras sentía cómo bajaban su ropa interior a los tobillos. 

-No se preocupe, trataré de que no sienta nada - Un algodón remojó sus nalgas antes de sentir un suave piquete. Al parecer era una ampolleta de vitaminas.. pero el sentir el cuerpo de su enfermero presionando la nalga opuesta para tener soporte... o eso decía... lo desubicaba. Pero no era lo peor. 

Daniel sintió el frío lubricante en su entrada. Le alegraba estar de espaldas porque esta sensación después de sentirla diario durante una semana en vez de sorprenderlo ahora lo excitaba. Sintió la mano del fuerte enfermero entrar a su intimidad mientras le aplicaba un analgésico en supositorio. 

- Señor Álvarez necesito que no empuje porque si no el supositorio no entra bien - La mano del enfermero daba vueltas suaves masajeando su interior. 

-Lo siento... juro que no lo hago conscientemente -jadeó el paciente. Toda una semana de esto... una parte de él se sentía loco de pensar que esto eventualmente terminaría. 

Joseph por fin sacó sus dedos, limpió y volvió a poner en su lugar la ropa interior de su paciente que trataba de todas las formas posibles evitar que su enfermero viera la tremenda erección que tenía. El enfermero lo tomó de la cintura para darle la vuelta pero Daniel protestó. 

-Así esta bien! Quiero estar un rato boca abajo - 

- No hay problema entonces, me retiro por el momento. - El de cabello negro cerró la puerta del cuarto apresuradamente. Debía ir corriendo al baño a ocuparse de un asunto. Además tenía que reportar que el paciente presentaba una leve fiebre... podría ser una infección... quizás habría que decirle que se quede un par de días más... por si acaso. El enfermero se sonrío así mismo, mientras seguía pensando en el baño de esponja que iba a darle a Daniel en un par de horas... 

lunes, 2 de octubre de 2023

02/10 Latex

Relato para el Sexytober

 - No sabía que tenías la piel tan suave... lo que oculta un buen traje- susurró una voz al oído de Luis. El joven hombre se agarró fuertemente de los estantes de la obscura habitación llena de papeles archivados. El lugar estaba desierto casi todo el año con excepción de los tiempos en que se hacían auditorías. A la suave luz de un foco que no funcionaba muy bien se encontraban Luis, el director de la compañía y Javier su mano derecha. 

- Es muy impropio lo que dices Javier - soltó. Avergonzado, su cara estaba sudada y colorada, mientras hacía esfuerzo para no soltar algún tipo de sonido extraño. 

- Es muy impropio que le pidas a tu empleado ayudarte a quitarte un traje sadomasoquista - Javier se relamió en tener al jefe que le lo llegó a poner a trabajar doble turno y perder un par de días de vacaciones, ahí sometido. De espaldas a Javier, Luis se lamentaba el haber accedido con su amante a probar cosas nuevas y que ahora se encontraba apretado en este traje de látex. La chica fue una inútil y frustrada de los insultos de su conveniente prometido lo dejó por su cuenta. Esto llevó a que Luis tuviese que pedir ayuda a uno de sus empleados. 

Luis era un jefe cuadrado y demasiado preocupado en su trabajo. Rara vez establecía relaciones más que para provecho Usaba su porte, su posición y su voz para infundir la disciplina y que las cosas funcionaran bien... pero en este momento no podía dejar de balbucear e intentar no llorar de la vergüenza. Javier lo conocía de tiempo, hasta cierto punto admiraba porque no era dudar que la compañía había llegado tan lejos gracias al trabajo exhaustivo del director. Y tenerlo ahí de espaldas casi llorando que le ayudara a bajar el cierre de la espalda de un traje de látex lo tenía consumido en fantasías. 

-Está muy duro - dijo el empleado mientras fingía forcejear con el cierre. 

-¿Cómo dices? - 

-Me refiero al cierre señor - o quizás se refería al bulto que había notado de su empleador, el cuál se movía con cada jaloneo del cierre. 

-Apresúrate por favor que el almuerzo casi termina... ayúdame...- Ese último comentario le hizo perder la cabeza. Abrazó a su jefe por el pecho y acomodó su cintura contra las nalgas para darse apoyo. -¡¿Qu...Qué haces?! - grito el jefe mientras sintió que su cuerpo era dominado por su empleado. 

-Sólo... me estoy apoyando - o eso decía, pero ambos sentían perfectamente la fricción entre las cinturas. La mente de Luis se puso en blanco y fingió estar de acuerdo que los movimientos eran necesarios. Se mintió varias veces mientras sentía su piel frotando contra el látex que recubría todo su cuerpo...Sentía el calor de Javier incluso a través del traje y las ropas. Nunca se había dado cuenta de lo fuerte que era su empleado. -Casiiii...- suspiró Javier cuándo en un tirón bajo el cierre desde la nuca hasta dónde comenzaba el pantalón de Luis dejando totalmente al descubierto la espalda de su jefe. 

Por un momento pudo jurar haber escuchado un gemido... pero sabía que era algo que no podría corroborar con el proveedor de sus quincenas. -Listo... - dijo mientras discretamente acumulaba el bulto entre sus piernas en un movimiento muy casual. Necesitaría ir al baño a limpiarse después de eso. 

-Gracias...- Dijo el otro sin darse la vuelta - ¿Podrías darme un poco de privacidad? Para poder... tú sabes... ¿cambiarme? -

-Claro! - dijo Javier con un leve sonrojo mientras se acercaba a la puerta para retirar el seguro y salir. - Para usted lo que me pida ya sabe- 

- ¿Lo que sea...? - dijo el jefe suavemente aunque notablemente agitado.

- Lo que necesite - Aseguró Javier con su mano en el pomo de la puerta.

-Podrías...quizás... ¿quedarte a trabajar más noche conmigo? -

- Sólo si se deja ese traje que trae puesto - Dijo en un tono entre coqueto y burlón. Luis no dijo nada, pero subió nuevamente el cierre hasta dónde su flexibilidad le permitió. Iba a ser una noche muy cansada de trabajo...





domingo, 1 de octubre de 2023

01/10 Tsundere

 Una de las meseras salió llorando en dirección hacia la salida de atrás. Su frágil figura fue rodeada por un sólo momento por la mirada de sus compañeros y los cocineros que habían sido testigos del regaño que había recibido hace poco. 

- Y le fue bien...- susurró uno de sus compañeros. 

- Yo aún recuerdo cuándo el gerente me regañaba - dijo otro sintiendo el peso del momento y el alivio de ya no ser el acosado novato en el Restaurante Sorriso. 

El causante de las lágrimas no se inmutó un momento. Un señor de cabellos azabache corto y bien peinado acomodó sus pulcrísimas gafas y ajustó nuevamente su corbata color tinto. 

- ¿Y ustedes que ven? Pónganse a trabajar - Refunfuñó. Al momento todos volvieron a sus tareas. Tan ocupados estaban que ninguno parecería que aún pensara en el asunto. Menos aún ninguno se dirigió a ver cómo estaba la chica nueva. - Trevor! - Llamó aún molesto. Y a su llamado un chef de enorme altura y masa muscular, pero con rasgos suaves y piel apiñonada se acercó. 

- A tus ordenes - Exclamo con una voz grave, monótona, algo cansada y suave. 

- Si las chicas de parrilla no pueden hacer las cosas al tiempo encárgate tú - Dijo molesto. El chef se acercó y respondió suavemente con una voz que sólo su jefe podría escuchar. 

-Si tanto te preocupa la chica nueva... podrías ir tú mismo a ver cómo está, en vez de mandar a sus compañeras - 

-Calla y haz lo que digo... - la cara del gerente se volvió tomate un segundo sólo el enorme cocinero pudo apreciar ese detalle y no pudo más que mostrar una cálida sonrisa. El hombre de piel aceituna se acercó a las chicas de la parrilla y soltó

- Vayan con Noa, necesita un poco de consuelo- Las chicas se fueron agradecidas y sonrientes. Que guapo era Montagno y que amable era. Siempre venía al rescate de los nuevos y ayudaba a todos a hacer su trabajo correctamente. Claro que él se guardaba que quien realmente era amable era su jefe Viso. el cuál siempre lo mandaba a hacer recados y apoyos para todo el que lo necesitara. 

Nadie tiene que enterarse. Era lo que repetía continuamente el de lentes. Aunque también decía eso cuándo lo tenía entre sus brazos. Cuando sus cuerpos se volvían uno y las manos de Viso arañaban sin control las sábanas y espalda de Montagno. Y para el gigante era suficiente. Al final esa sonrisa, esos sonrojos y la dulzura eran sólo para él... 

- Pon atención que se te quema la carne! - Le recriminó de nuevo su amante mientras seguía ejecutando la supervisión de la cocina....

El baño

Érase una vez, en un pueblo sin nombre, un joven que corría entre los callejones que se hacían entre las casas. Se le miraba alterado, los o...