Erase una vez una chica que detestaba su vida y trabajo, todos los días contestaba cientos de llamadas de personas molestas. No sabía realmente qué hacía su compañía hacia lo posible por resolver todo lo que estaba a su alcance. Claro que pocos eran los que decían gracias...
Más de una la trató como una descerebrada o una inútil... ¿Han pensado lo difícil que es estar del otro lado? Es un sentimiento confuso y hasta un poco de terror. ¿Qué clase de persona me insultará ahora? ¿Quién me colgará de manera dramática?¿Quién más me culpara de su problema?
-Señor por última vez, no soy responsable de su muerte y no hay manera de regresarle a la vida ¿Tiene alguna pregunta de cómo cruzar su umbral?- El miserable cuelga... No hay peor trabajo... sólo quisiera algún día levantar el teléfono yo...y que alguien me ayude a salir de aquí
La chica levantó el teléfono imitando a sus clientes … una frase que ella conocía bien sonó del otro lado. "Espero que esté teniendo un buen día, se encuentra muerta, en qué puedo ayudar?"-
¿Momento... Quieres decir que me puedo ir? -
"Siempre pudo hacerlo" Sintió rabia...
Había pasado siglos tolerando a la gente, años tomando sus descansos de café e idas al baño llorando por lo mal que le habían hecho sentir.
- ¡Ya lo sé! ¡No soy nueva en esto inútil! - Gritó llena de dolor y desesperación. Colgó con fuerza el misero teléfono que la tenía presa.
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