martes, 15 de julio de 2025

El baño

Érase una vez, en un pueblo sin nombre, un joven que corría entre los callejones que se hacían entre las casas. Se le miraba alterado, los ojos saltones, pequeños pujidos salían de su boca y la velocidad con la que corría, lo hacían descuidado y torpe. Por más aterrado que se viese, nunca volteó hacia atrás. Nada lo perseguía, salvo aquellas ansias horribles que brotan en la piel cuándo el cuerpo intenta desechar aquellas deliciosas comidas. Varios esponjosos panecillos y algo de café con leche buscaban salir de su cuerpo por la vía acostumbrada pero la presión era tanta que sentía fuertes cólicos y ese horrible hormigueo que ocurre en la vejiga. Necesitaba evacuar. 

Ningún lugar público abierto. Sentía que la marmota tenía ganas de ver su sombra, asomando ligeramente su cabeza fuera de su escondite. Usó toda su voluntad para aguantar. Aperladas gotas de sudor corrían ya por su rostro cuándo por fin divisó a unos cuántos pasos, una taberna abierta. 

Corrió veloz a la entrada y soltó un grito al apenas cruzar el marco de la puerta. 

- ¿¡Dónde está el baño?! - Detrás de la barra un señor de piel canela, y orejas perrunas limpiaba con sus delgadas manos un vaso de cristal. 

- Primera puerta a tu izquierda... pero ¿Ya sabes cómo funciona? también no es que esté tan limpio que digamos. - ¡Era absurdo! Claro que sabía usar un baño. No era su culpa que el pueblo esté lleno de tantos animales que quizás algunos tenían problemas en usar un inodoro, pero él era un humano, un ser obviamente más civilizado y superior. Sin dar las gracias, el joven se lanzó a la puerta mencionada. 

-¿Vas a dejar que entre al baño así? Creo que no estás siendo responsable- Sentado en la barra un oni de piel color cartón y cabellos verdosos veía la escena. 

- Ciertas cosas se aprenden mejor a golpes... ¿Qué crees que le pase?- Contestó el barista. 

- Sólo se que si muere... no pienso ayudar a cargar el cuerpo... - El oni claramente molestó dio un trago a la botella de ron que tenía delante. 

- Con suerte tenga hambre... y no sea necesario... -

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Dentro del baño el ambiente era muy diferente a lo esperado. La taberna por fuera, y en su parte principal, parecía estar construida con madera, pero el baño claramente tenía tanto en paredes y pisos azulejos que podrían haber sido muy bonitos y vistosos, si no fuera por la suciedad, manchas de fango, papeles sucios y cabello suelto que "adornaban" horriblemente sus superficies. No había al menos un sólo grafiti pero el aroma fuerte a almizcle, gases y humedad era horrible. El joven asqueado miró el manchado espejo que apenas reflejaba su imagen y luego volteó a ver los cubículos desocupados. Los primeros dos lo estaban.... pero el perturbador agujero chamuscado entre ellos denotaba que había clientes que no lo usaban especialmente para hacer sus necesidades. Al menos no las que él tenía en ese momento. 

El tercer cubículo estaba cerrado. Supuso que alguien lo estaría utilizando pero un vistazo en la parte de abajo lo hizo ver un charco de agua junto con un viscoso liquido rojizo... Bueno... no es que fuera un lugar elegante... seguro alguien sólo se limpio la sangre de una pelea de bar y obviamente el perro de la barra se negó a limpiarlo... estaba seguro de eso después de ver el cuarto cubículo. 

Una inmundicia de escusado que parecía tapado desde hace tiempo. Tenía un olor terrible a la par de grumos que el joven no quiso pensar que podrían haber sido antes. Lo único seguro es que no quería hacer nada ahí. Por fin llegó al último cubículo. 

El último escusado era el más extraño... no parecía limpio... pero comparado a los otros, este parecía uno usable. Había algunas manchas de moho en las paredes y varios charcos de agua en el piso pero el retrete se veía perfectamente. Tomó con urgencia un poco de papel de baño y con prisa limpio el asiento, intentando limpiar cualquier exceso de humedad que se veía. No notó una pequeña burbuja que salió del agua. 

Sin pensarlo más se abrió el botón del pantalón y desabrochó su cinturón. Con todo y ropa interior tiró hacia abajo y se sentó en el frío asiento de baño. Al fin comenzó a hacer sus necesidades. Aliviado soltó un suspiro, el cuál no duró mucho cuándo sintió algo pegajoso acariciando su parte trasera. 

Una serie de gritos de horror retumbaron entre las paredes de azulejo que en algún momento fue azul. Los gritos venían en compañía del sonido de agua alborotada. Hubo lucha, hubieron pedidos de auxilio, y sonidos de succión para después volver a pasar a la calma... pequeñas goteras se escuchaban en la calma del baño. 

El hombre perro asomó su cabeza por la puerta. 

-Ugh... sigue oliendo a ....- movió su nariz incómodo. -¿Todo bien?- sus ojos pasaron rápidamente por el baño. Todo parecía tranquilo. -En efecto. Una vez más, no tendremos que limpiar nada. 



lunes, 22 de enero de 2024

El pueblo sin nombre

 Eh... ¿No te han contado? 

Una historia secreta pero susurros a voces. Es irreal claro, pero tanto lo mencionan que algo ha de tener de verdad. El rumor habla sobre que en ocasiones entre el medio día y la media noche, una persona que cargue en su interior una preocupación, estrés o un problema, doblará sin darse cuenta en una esquina, y en un parpadeo ya no reconocerá en absoluto dónde está. Si voltea atrás sólo verá un bosque sin rumbo pero si continúa verá una senda rodeada de árboles llenos de flores moradas. Las jacarandas continúan hasta un claro enorme que comienza a subir por una colina. Acobijadas por la elevación se divisa unas cuántas casas de distintas formas y tamaños. El pequeño pueblo parece un sitio medieval levantado con madera y piedra... con algunas construcciones de metal que se ven fuera de lugar. 

No te asustes sin embargo, que cada una de las casas alberga criaturas humanoides pero con claros rasgos animales. Todas son amables y seguro te intentarán hacer sentir mejor con alcohol, medicinas, pasteles, tesoros, arte, aventuras, té e invenciones. No te sientas tan cómodo sin embargo, que sólo tienes hasta media noche para salir de ese lugar. Al tocar la media noche todo desaparece en una misteriosa niebla y quedarás posiblemente perdido en el bosque. La única manera de salir de ahí es por alguno de los portales que cada uno de los animales custodia. ¿Cómo te dejarán pasar? cada uno tiene su manera: sonrisas, historias, quizás sólo un gesto amable pero eso te tocará a ti descubrirlo. 

El lugar es un murmullo, y tan secreto que pese a que pudiese tenerlo... sigue llamándose... el pueblo sin nombre. 




martes, 3 de octubre de 2023

03/10 Nurse

- Aquí pasa algo raro.-  Pensó Daniel mientras se encontraba en un poco iluminado cuarto de hospital. Se había lastimado después de un choque y lo habían dejado internado un par de días para revisar que nada malo le estuviese ocurriendo. Tenía enyesado una pierna y el brazo opuesto, unas vendas en los muslos y en la cabeza y unos cuántos parches en zonas dónde el impacto lo había maltratado. 

La verdad es que fuera de los dolores, se sentía bastante bien y lleno de energía, pero por recomendación de enfermería tendría que esperar dos días más para darse de alta. El estar en el hospital no era lo raro sin embargo pero lo que ocurría aproximadamente a esta hora....

-Buena noche señor Álvarez - Entró un joven sonriente de piel apiñonada, cabello corto y brazos tan grandes que apenas entraban en su uniforme de enfermero. 

-Buenas noches Joseph, puedes decirme Daniel si gustas... - El enfermero se acercó a la cama y comenzó a tomar la presión y tocar la frente del paciente. 

- Quizás una vez que esté de alta. En este momento... no sería profesional - Daniel se ruborizó un poco... porque sabía qué seguía. El de piel apiñonada retiró las sábanas de la cama y lo tomó por los muslos para cambiar la gaza. -Hoy parece tener un poco de temperatura, pero nada alarmante... - La vista del paciente se enfocó en su cuidador que ocasionalmente y despistadamente rozaba sus muslos al cambiarle las vendas. Podría jurar que incluso una vez lo vio relamiéndose pero quizás sólo su mente le jugaba bromas... Joseph era muy sonriente pero siempre era serio en todo momento... aunque más de una vez se había acercado demasiado a su entrepier...-¿Le duele?- 

-Ah.... no... todo bien... me siento muy bien de hecho - 

- Bien. Significa que estará pronto cómo nuevo. Cambiaré las vendas para que se mantengan limpias y frescas- 

-Muchas gracias- La revisión continuaba Joseph era bastante eficiente. Revisaba, limpiaba y cambiaba cómo si fuese una máquina aunque curiosamente tomaba un poco más tiempo en ciertas zonas cómo los muslos, la espalda, ponía sobre todo mucho cuidado en uno de los pezones de Daniel. Siempre retiraba con suma lentitud el parche que le había puesto ahí desde el primer día. El parche tenía un cierto medicamento para el dolor y mantenía la zona protegida de infecciones, decía el enfermero pero la sensación del pegamento jalando su piel tan sensible lo ponía loco y le costaba trabajo ocultar uno que otro suspiro de placer. 

-Se ve que está mejorando - Dijo Joseph acariciando el endurecido pezón de su paciente - Para cuándo salga de aquí, ya no necesitará el parche. - Daniel se preguntaba si de hecho lo necesitaba ahora... pero no le molestaba en absoluto llevarlo y que se lo cambiaran. Lo vergonzosos y molesto seguiría después... 

-Ya casi acabamos - El enfermero con facilidad cargó a su paciente y lo puso de espaldas. Comenzó a golpear suavemente y masajear varias partes de la espalda. De repente, sujetó la ropa interior de Daniel, que fuera de la bata de paciente, era lo único que lo cubría. 

-¿En serio es necesario?- Preguntó el paciente mientras sentía cómo bajaban su ropa interior a los tobillos. 

-No se preocupe, trataré de que no sienta nada - Un algodón remojó sus nalgas antes de sentir un suave piquete. Al parecer era una ampolleta de vitaminas.. pero el sentir el cuerpo de su enfermero presionando la nalga opuesta para tener soporte... o eso decía... lo desubicaba. Pero no era lo peor. 

Daniel sintió el frío lubricante en su entrada. Le alegraba estar de espaldas porque esta sensación después de sentirla diario durante una semana en vez de sorprenderlo ahora lo excitaba. Sintió la mano del fuerte enfermero entrar a su intimidad mientras le aplicaba un analgésico en supositorio. 

- Señor Álvarez necesito que no empuje porque si no el supositorio no entra bien - La mano del enfermero daba vueltas suaves masajeando su interior. 

-Lo siento... juro que no lo hago conscientemente -jadeó el paciente. Toda una semana de esto... una parte de él se sentía loco de pensar que esto eventualmente terminaría. 

Joseph por fin sacó sus dedos, limpió y volvió a poner en su lugar la ropa interior de su paciente que trataba de todas las formas posibles evitar que su enfermero viera la tremenda erección que tenía. El enfermero lo tomó de la cintura para darle la vuelta pero Daniel protestó. 

-Así esta bien! Quiero estar un rato boca abajo - 

- No hay problema entonces, me retiro por el momento. - El de cabello negro cerró la puerta del cuarto apresuradamente. Debía ir corriendo al baño a ocuparse de un asunto. Además tenía que reportar que el paciente presentaba una leve fiebre... podría ser una infección... quizás habría que decirle que se quede un par de días más... por si acaso. El enfermero se sonrío así mismo, mientras seguía pensando en el baño de esponja que iba a darle a Daniel en un par de horas... 

lunes, 2 de octubre de 2023

02/10 Latex

Relato para el Sexytober

 - No sabía que tenías la piel tan suave... lo que oculta un buen traje- susurró una voz al oído de Luis. El joven hombre se agarró fuertemente de los estantes de la obscura habitación llena de papeles archivados. El lugar estaba desierto casi todo el año con excepción de los tiempos en que se hacían auditorías. A la suave luz de un foco que no funcionaba muy bien se encontraban Luis, el director de la compañía y Javier su mano derecha. 

- Es muy impropio lo que dices Javier - soltó. Avergonzado, su cara estaba sudada y colorada, mientras hacía esfuerzo para no soltar algún tipo de sonido extraño. 

- Es muy impropio que le pidas a tu empleado ayudarte a quitarte un traje sadomasoquista - Javier se relamió en tener al jefe que le lo llegó a poner a trabajar doble turno y perder un par de días de vacaciones, ahí sometido. De espaldas a Javier, Luis se lamentaba el haber accedido con su amante a probar cosas nuevas y que ahora se encontraba apretado en este traje de látex. La chica fue una inútil y frustrada de los insultos de su conveniente prometido lo dejó por su cuenta. Esto llevó a que Luis tuviese que pedir ayuda a uno de sus empleados. 

Luis era un jefe cuadrado y demasiado preocupado en su trabajo. Rara vez establecía relaciones más que para provecho Usaba su porte, su posición y su voz para infundir la disciplina y que las cosas funcionaran bien... pero en este momento no podía dejar de balbucear e intentar no llorar de la vergüenza. Javier lo conocía de tiempo, hasta cierto punto admiraba porque no era dudar que la compañía había llegado tan lejos gracias al trabajo exhaustivo del director. Y tenerlo ahí de espaldas casi llorando que le ayudara a bajar el cierre de la espalda de un traje de látex lo tenía consumido en fantasías. 

-Está muy duro - dijo el empleado mientras fingía forcejear con el cierre. 

-¿Cómo dices? - 

-Me refiero al cierre señor - o quizás se refería al bulto que había notado de su empleador, el cuál se movía con cada jaloneo del cierre. 

-Apresúrate por favor que el almuerzo casi termina... ayúdame...- Ese último comentario le hizo perder la cabeza. Abrazó a su jefe por el pecho y acomodó su cintura contra las nalgas para darse apoyo. -¡¿Qu...Qué haces?! - grito el jefe mientras sintió que su cuerpo era dominado por su empleado. 

-Sólo... me estoy apoyando - o eso decía, pero ambos sentían perfectamente la fricción entre las cinturas. La mente de Luis se puso en blanco y fingió estar de acuerdo que los movimientos eran necesarios. Se mintió varias veces mientras sentía su piel frotando contra el látex que recubría todo su cuerpo...Sentía el calor de Javier incluso a través del traje y las ropas. Nunca se había dado cuenta de lo fuerte que era su empleado. -Casiiii...- suspiró Javier cuándo en un tirón bajo el cierre desde la nuca hasta dónde comenzaba el pantalón de Luis dejando totalmente al descubierto la espalda de su jefe. 

Por un momento pudo jurar haber escuchado un gemido... pero sabía que era algo que no podría corroborar con el proveedor de sus quincenas. -Listo... - dijo mientras discretamente acumulaba el bulto entre sus piernas en un movimiento muy casual. Necesitaría ir al baño a limpiarse después de eso. 

-Gracias...- Dijo el otro sin darse la vuelta - ¿Podrías darme un poco de privacidad? Para poder... tú sabes... ¿cambiarme? -

-Claro! - dijo Javier con un leve sonrojo mientras se acercaba a la puerta para retirar el seguro y salir. - Para usted lo que me pida ya sabe- 

- ¿Lo que sea...? - dijo el jefe suavemente aunque notablemente agitado.

- Lo que necesite - Aseguró Javier con su mano en el pomo de la puerta.

-Podrías...quizás... ¿quedarte a trabajar más noche conmigo? -

- Sólo si se deja ese traje que trae puesto - Dijo en un tono entre coqueto y burlón. Luis no dijo nada, pero subió nuevamente el cierre hasta dónde su flexibilidad le permitió. Iba a ser una noche muy cansada de trabajo...





domingo, 1 de octubre de 2023

01/10 Tsundere

 Una de las meseras salió llorando en dirección hacia la salida de atrás. Su frágil figura fue rodeada por un sólo momento por la mirada de sus compañeros y los cocineros que habían sido testigos del regaño que había recibido hace poco. 

- Y le fue bien...- susurró uno de sus compañeros. 

- Yo aún recuerdo cuándo el gerente me regañaba - dijo otro sintiendo el peso del momento y el alivio de ya no ser el acosado novato en el Restaurante Sorriso. 

El causante de las lágrimas no se inmutó un momento. Un señor de cabellos azabache corto y bien peinado acomodó sus pulcrísimas gafas y ajustó nuevamente su corbata color tinto. 

- ¿Y ustedes que ven? Pónganse a trabajar - Refunfuñó. Al momento todos volvieron a sus tareas. Tan ocupados estaban que ninguno parecería que aún pensara en el asunto. Menos aún ninguno se dirigió a ver cómo estaba la chica nueva. - Trevor! - Llamó aún molesto. Y a su llamado un chef de enorme altura y masa muscular, pero con rasgos suaves y piel apiñonada se acercó. 

- A tus ordenes - Exclamo con una voz grave, monótona, algo cansada y suave. 

- Si las chicas de parrilla no pueden hacer las cosas al tiempo encárgate tú - Dijo molesto. El chef se acercó y respondió suavemente con una voz que sólo su jefe podría escuchar. 

-Si tanto te preocupa la chica nueva... podrías ir tú mismo a ver cómo está, en vez de mandar a sus compañeras - 

-Calla y haz lo que digo... - la cara del gerente se volvió tomate un segundo sólo el enorme cocinero pudo apreciar ese detalle y no pudo más que mostrar una cálida sonrisa. El hombre de piel aceituna se acercó a las chicas de la parrilla y soltó

- Vayan con Noa, necesita un poco de consuelo- Las chicas se fueron agradecidas y sonrientes. Que guapo era Montagno y que amable era. Siempre venía al rescate de los nuevos y ayudaba a todos a hacer su trabajo correctamente. Claro que él se guardaba que quien realmente era amable era su jefe Viso. el cuál siempre lo mandaba a hacer recados y apoyos para todo el que lo necesitara. 

Nadie tiene que enterarse. Era lo que repetía continuamente el de lentes. Aunque también decía eso cuándo lo tenía entre sus brazos. Cuando sus cuerpos se volvían uno y las manos de Viso arañaban sin control las sábanas y espalda de Montagno. Y para el gigante era suficiente. Al final esa sonrisa, esos sonrojos y la dulzura eran sólo para él... 

- Pon atención que se te quema la carne! - Le recriminó de nuevo su amante mientras seguía ejecutando la supervisión de la cocina....

domingo, 30 de julio de 2023

Renaciendo de las brasas - Coro

 Heine, William y Zak, caminaron entre los pasillos desolados de la mansión. La oscuridad de la noche había caído en la casa y todo estaba sólo bañado de luz de luna. Los muebles estaban cubiertos completamente por una fina capa de polvo, mientras que los cuadros lo estaban de sucias telas. El piso de madera crujía desesperado ante los pasos de los tres.

William jugueteaba con sus manos algo intranquilo. No porque temiera a alguna criatura escondida en las sombras, tenía mucho más miedo de la criatura que iban a despertar. De repente Heine se detuvo en seco frente a una puerta.

- Creo que será aquí. - La puerta chirrió un poco al abrirla y los tres se adentraron en una habitación totalmente oscura. Zak cerró la puerta y la poca luz que entraba por la puerta desapareció. William soltó un pequeño gemido y no dejó de temblar hasta que sintió la mano de Zak palmeando su espalda.

- ¿Listos? - El rostro de Heine se vió iluminado en un momento por unas cuantas mariposas luminosas de color rojo.

El más pequeño tragó saliva pero tomó su posición en el círculo y comenzó con los cantos requeridos varias rosas de color rojo rodearon el círculo mientras una miel rojiza comenzó a llenar el piso. La intensidad de la luz aumentó conforme las notas seguían. Cada parte tiene una contra, todo en búsqueda del balance y si bien las normas, leyes y justicia de Heine contrastaban con el carácter libre, abierto, y egoísta de Zak, la criatura que iban a despertar contrastaba perfectamente con la dulzura, timidez e infinita generosidad de William,

Las mariposas eran tantas que no podías distinguir nada a través de los huecos que dejaban unas a otras en el vuelo. Además del brillo, salían chispas del revoloteo de los pequeños insectos rojos cuyas brasas lamían la cara de los hechiceros.

- Sabes que no es que sea malo... simplemente tiene más deseos de vivir para sí mismo, con la misma intensidad que tú deseas el bien de los demás.

- El problema es... que sabes qué tan intensamente deseo el bien a los demás...

Las flamas comenzaron a salirse de control y las mariposas comenzaron a ser engullidas por el fuego que habían provocado. Comenzaron a caer por centenas envueltas en llamas.

Un pie desnudo de piel lechosa salió entre la multitud de insectos en llamas y se posó en el líquido amielado. Una sonrisa macabra con unos pequeños colmillos se dejó ver entre las llamas. Una mordida consumió varios de los insectos voladores y de entre las llamas infernales salió una joven. Su figura era delgada, y aunque femenina tenía unos pechos pequeños, su piel blanca y su cabello largo y rojizo, llegaba hasta la mitad de su espalda, su mirada roja armonizaba perfectamente con las llamas que la envolvían.

Tan sólo usó un movimiento de su mano para terminar de incendiar a todas las mariposas y flores. Las llamas volaron de su mano y en pocos segundos se encontró vestida con un pomposo vestido que llegaba a sus tobillos de color carmín. Un listón con los colores del atardecer adornaba su cabeza recogiendo su cabello en una estilizada cola de caballo.

- Ya era hora malditos perros-

Coro no era para nada refinada, era impulsiva y ruda como su elemento. La sangre de ángel caído fluía en ella y habiendo sido tentada con poder por el hechicero de la esperanza, su personalidad se había retorcido aún más. Quizás no era la más fuerte de los cuatro pero teniendo un carácter más fuerte lo compensaba.

- ¿Y bien? ¿ya es tiempo de empezar la función?








La lujuria en la lluvia - Zak

 William no paraba de hacer preguntas bobas o sin respuestas. Heine ardía en deseos de escuchar otra voz o al menos alguna forma de callar al conejo por lo que sin perder tiempo se había dirigido al baño de la casa. En algún tiempo pudo haber sido un lugar exquisito decorado al puro estilo griego, con columnas, piso de mármol y una alberca que hacía de tina. Repitiendo, que sería exquisito de no ser por la lama que rodeaba las estructuras y las hierbas malas enredándose en las estatuas y columnas.

Al centro de la piscina se encontraba una exótica estatua de ópalo de un hombre de sensual figura y mirada perdida.

- Zak... - susurró William al darse cuenta de la figura.

- Así es...es tiempo de levantarlo. - Heine le dio una chupada a su pipa, soltó una humareda que se transformó en unas luminosas y pequeñas mariposas azules. A su vez el rubio tocó con ambas manos el frio del mármol y alrededor de la estatua unas rosas de color azul comenzaron a crecer. En un momento las mariposas se habían perdido en un tornado envolviendo la estatua mientras las rosas la envolvieron por completo como una tela de araña. Ambos estaban concentrados, ojos cerrados recitando intercaladamente

- Despierta eterno casanova... - la habitación comenzó a bajar de temperatura...

- Despierta lujuria tormentosa.. - las plantas y hongos a congelarse ...

- El deseo del río torrencial... - el agua se volvía sólida...

- El deseo de la lluvia...- el viento aullando, las flores creciendo por todos lados...

- De cubrirlo todo - Corearon ambos.

Una luz cegadora, y en vez de la estatua se encontraba un apuesto hombre que no pasaba de los 25, piel blanca como la nieve, ojos claros y azules, y el cabello en capas de un color azul rey. Las flores y las mariposas habían desaparecido por completo. Bajó con movimientos felinos de dónde estaba postrado y comenzó a andar hacia sus compañeros. A cada paso que daba, el agua retomaba su estado líquido, sin embargo el caminaba sobre ella con mucha gracia sin hundirse en ella.

- Ya era hora... - su voz engatusaba y su sonrisa hechizaba. Sensualmente se acercó hacía Heine y su rostro lo colocó frente al suyo - ¿Ahora eres mujer? Vaya no te gustaría ver lo que podemos hacer con ese cuerpo tu... -

El golpe directo de un libro sostenido por Heine no se dejó esperar. Zak perdió la concentración y de su cabeza resaltaron  sus orejas de lobo, la cola se ondeó disgustada y sus colmillos se mostraron a la ofensiva.

- Aunque tengas un cuerpo femenino sigues teniendo un carácter poco agraciado. -

- Ese trabajo es tuyo ¿no? ser el social, el seductor...  - Heine sabía que se necesitaba tan poco para contentarlo y hacer olvidar...

- ¿Te parece? - el ego del peliazul se inflaba. Zak era literalmente como su elemento, cambiaba claramente y rápido de estado, era indetenible y andaba por dónde sea. Los filosos colmillos le servían mucho puesto que tenía sangre vampiresa y de hombre lobo, un monstruo de seducción sediento de poder, sangre e interacciones carnales, lo demás (fuera de su familia) le era totalmente indiferente (aunque a veces para él también le eran indiferentes). Zak podía manejar al agua en cualquiera de sus estados lo que lo convertía en un guerrero bastante peligroso, pero era demasiado perezoso para poder ser un real peligro. - … ¿Entonces? Ya sólo falta nuestro angelito... - Los ojos del conejo se abrieron como platos soperos...

-¿C..c...Coro? - Las lágrimas se amontonaban en sus ojos, el terror era notable

- Oh... si, se alegrará de verte... - William sólo pudo dar un trago de saliva.




El baño

Érase una vez, en un pueblo sin nombre, un joven que corría entre los callejones que se hacían entre las casas. Se le miraba alterado, los o...